Hablemos de los moros.-

En el acervo popular cristiano, esto es el conjunto de ideas  morales o culturales, por el que nos regimos en esta parte del mundo, el término moro es sinónimo de habitante del norte de África que practica la religión musulmana y del cual hemos de esperar algún tipo de mal o traición.

Curiosamente cuando los que vivían en la orilla norte del mar Mediterráneo descubrieron la existencia de los que ellos llamaron  “maurus” , es decir morenos, que vivían en el sur del mismo mar, todavía no había nacido Jesucristo, y lógicamente ni la religión cristiana ni mucho menos la musulmana,  pues fue un geógrafo e historiador griego de nombre Estrabón, conocido principalmente por su obra Geografía, cuando sobre el año  25 A.C. recorrió el norte de África y describe a los habitantes morenos que lo habitan.

El origen racial de los habitantes del norte de África está en el sur este de ese continente  en la zona del antiguo Egipto conocida como Nubia si bien las diferentes invasiones de los pueblos de la península arábica ha ido diluyendo el componente negroide que originalmente pudieron tener más marcado y que está más presente en los pueblos que habitan el suroeste de Africa, como la actual Mauritania.  

Los moros actualmente son en su mayoría musulmanes esto es practican la religión del Islam que es la completa aceptación y obediencia a las enseñanzas de Dios, que este  reveló a su Profeta Muhammad y que se encuentran recogidas en el Coran.

Es curioso que el Corán, como la Biblia en el cristianismo, haya sufrido, desde su redacción original innumerables modificaciones, empezando que no fue directamente  escrito por el propio Profeta si no por sus discípulos, que tomaron las revelaciones que Dios le hizo y tras un primer periodo de trasmisión oral las pasaron a la escritura.  El Corán contiene muchos personajes que aparecen en los libros sagrados del judaísmo y el cristianismo (Tanaj y Biblia) y en la literatura devota (por ejemplo, los libros apócrifos), con muchas diferencias en el detalle. Personajes del mundo hebreo y cristiano muy conocidos como Adán, Noé, Abraham, Moisés, Jesús de Nazaret y Juan Bautista aparecen mencionados como profetas islámicos.

Los seguidores  del Islam tienen por verdad la redacción del texto coránico existente hoy en día y dicen que  corresponde puntualmente a lo que fue revelado al profeta Mahoma, es decir, las palabras textuales de Alá entregadas a Mahoma por medio del arcángel Gabriel. Tal cosa es improbable desde un punto de vista científico e histórico pues sabemos que alrededor de sesenta y cinco acompañantes del Profeta actuaron como escribas para él en algún momento. El profeta los llamaba para que escribieran las «revelaciones» justo después de tenerlas y eso llevo a que no fuera hasta después de su muerte cuando se efectuará la primera recopilación completa del Corán, que  fue hecha durante el mandato del primer califa, Abu Bakr as-Siddiq. Zayd ibn Thabit, que había sido uno de los secretarios de Mahoma.

La creencia en el origen divino, directo e incorrupto del Corán es considerado fundamental por la mayoría de los musulmanes. Esto trae como consecuencia directa la creencia de que el texto no tiene errores ni inconsistencias, a pesar de que si las tiene y que un estudio detallado del mismo revela evidentes contradicciones y  a veces ocurre que unos versos prohíben una práctica determinada mientras que otros la permiten.

El Corán sirve para  los fieles bondadosos y moderados y para los  fieles más extremistas y radicales, exactamente igual que ocurre con la Biblia.

Además a lo largo de la historia se han utilizado ambas religiones para el fin político, para lo cual ha llegado a inventarse  incluso la historia, como la batalla de Clavijo y la aparición de un Santiago matamoros.

Ahora bien el llamado mundo democrático u occidental, sobre todo Europa tiene una deuda de solidaridad con los moros, mas con la mujer mora, pues ha hecho oídos sordos y no denuncian  la forma de vida y costumbres que en los países del norte de África se ha venido imponiendo por regímenes políticos basados en la Ley estricta musulmana, la llamada “Sharia al Islamiya” consiste esencialmente en la adaptación de la vida política a los mandatos religiosos del islam.

Con unos procedimientos muy similares a los de la inquisición cristiana los clérigos islamistas han venido imponiendo un sistema de control religioso de las gentes, incluso con el uso de una policía religiosa, con penas severas, tales como la lapidación, los azotes y aun la amputación de una mano.

Recientemente hemos visto un cierto movimiento juvenil por parte de la mujer musulmana que revindica algo tan natural para nosotros como el poder enseñar en público sus pechos desnudos.

Siempre he creído que  los moros son nuestros vecinos, nuestros iguales, y que como otras etnias, como los judíos o los gitanos, han sido estigmatizados como nuestros enemigos, por motivos políticos más que religiosos, que además en sus lugares de origen están sufriendo la opresión y la tiranía de los que se creen estar en la posesión de la verdad y por ello necesitan también nuestra solidaridad.

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